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Parece que el tiempo transcurrido es cada vez menor cuando hacemos referencia a los acontecimientos cuya presencia y existencia advertimos, al surgir cosas en circunstancias poco comunes y hasta increíbles.
 

Notario José de Jesús Bailón Cabrera

Paso a paso nos damos cuenta de que estamos inmersos en un “estado de cosas” cada día diferente, diverso, así estemos complacidos o no con el mismo, y llevamos a cabo lo dicho por Bertrand Rusell en el sentido de que realizamos nuestro “quehacer” humano con huella material y con huella ideal; escasas veces nos detenemos a observarlas, escasamente registramos cómo vamos caminando y menos aún, hacia dónde.

Esto es indolencia, cabalmente. Existimos porque sí, pocas veces re?exionamos sobre el rumbo de nosotros mismos. ¿Ésa será la naturaleza humana? ¿Qué hay del acontecer de las cosas, de las nuevas formas de comportamiento?

De pronto llega hasta nosotros un cúmulo de información carente de rigor cientí?co que lleva a quienes sí se preocupan y re?exionan sobre el futuro de la humanidad, a tomar diversas posiciones y desarrollar dinámicas a las que, conforme su propósito, ubican en la naturaleza de la misma humanidad. Por ello las explican, difunden, critican y cuestionan, desde el porqué de su advenimiento hasta los efectos que producen esos comportamientos.

Si a la Filosofía la ponen en acción en un sentido ?gurado, a los titulares de esquemas ordinarios de ciencias comunes también los activan a buscar su acomodo en ese acontecer; caso contrario, ha sucedido que producimos “cosas” (algunas re?exiones intelectuales) que al asunto son intrascendentes por cuanto nada persiguen; se formulan sólo para satisfacer vanidades de época e imitaciones extra-lógicas, produciendo lo que se llama una ?losofía “nihilista”, esto es, la nada de la nada.

Por tanto, comenzaremos a discurrir sobre temas que han trascendido en todos los órdenes y aspectos del humano, tanto particular, como generalmente. En primer lugar, intentaremos explicar sus conceptos, cómo se presentan ante el mismo ser humano; en segundo, concluiremos exponiendo en qué se basan, para luego señalar la serie de instituciones a las que trastocan de manera directa por ser concurrentes con el proceso evolutivo del ser humano.

Hablaremos del desarrollo de lo que se conoce como Proyecto Genoma Humano, ya explicado en su plenitud en el año 2000. Muchos autores de libros (que citaremos adelante para lo atingente a los puntos que de ellos nos interesan) han dicho se trata del acontecimiento cientí?co más trascendental que el ser humano haya desarrollado durante el siglo XX y el incipiente XXI, en referencia a la persona, por su relación con su existencia misma, las facetas de la salud y de la vida, esta última en sus diversas formas de concepción.

La Biotecnología, que nos ofrece lo concerniente al genoma humano, nos lleva al punto importante: explicar su signi?cado:

¿Qué es el gen?

Iniciados ya en esta aventura demandante de una posición que a veces se antoja de fantasía intelectual, hemos de señalar qué es el gen humano. Lo de?ne Richard Walker, diciendo que es un elemento al cual se le puede distinguir como el instructivo necesario para construir un cuerpo humano. Las características del gen sirven para explicar lo concerniente a sus orígenes, cómo se actúa, se desarrolla, se modi?ca; todo ello, para identi?car plena y absolutamente el porqué de cada rasgo del ser humano, de aspectos de conducta racional mediante la información que su análisis proporciona; incluso lo relativo a la personalidad y las fases del desarrollo del ser humano desde su concepción hasta su deceso.

Como consecuencia, nos vemos obligados a hablar de una ciencia llamada Genética. Al aproximarnos al asunto de la evolución de este segmento de ciencia, advertimos que recientemente, en 1990, inició mundialmente lo que se llama “Proyecto del Genoma Humano”, el cual básicamente consiste en el desarrollo de lo que se denomina el Código Humano (“Codihum”), también llamado Mapa Genético.

Ahora bien, ¿qué es eso del Genoma Humano? Nos lo señala Matt Ridley: el Genoma Humano es todo el conjunto de genes humanos (80,000) que viene empaquetado en veintitrés pares de cromosomas distintos. De éstos, veintidós pares están numerados aproximadamente por orden de tamaño, desde el más grande –número 1– hasta el más pequeño –número 22–, en tanto que el par restante consta de los cromosomas sexuales: dos grandes cromosomas XX en las mujeres, un X y un pequeño Y en los hombres.

Se explica que en consecuencia el Genoma Humano es simplemente un manual de instrucciones para construir y hacer funcionar el cuerpo humano, por lo que, cuando se convocó a que se ofrecieran los trabajos de investigación sobre este tema, un investigador cientí?co, Craig Venter, con costo de 200 millones de dólares, entregó puntualmente sus resultados. El día 26 de junio del año 2000, el Presidente de los Estados Unidos, William Clinton, en la Casa Blanca, junto con el Primer Ministro inglés, Tony Blair, anunció que se había completado el borrador preliminar.

Hemos de referir que la tarea realizada del Proyecto Genoma Humano, ofrecida en l990 mundialmente, fue atendida por 6 países en los que 16 institutos de investigaciones combinaron los esfuerzos de miles de cientí?cos, quienes se dieron a la labor de realizar los mapas de los cromosomas.

Pero tengamos una idea de lo que nos ocupa: los cientí?cos, de una célula con 22 cromosomas ordinarios y dos cromosomas XX y XY, logran, mediante el uso de herramientas e instrumentos de alta especialización, entre ellos computadoras, hacer visible dicho genoma humano; por mera información de la misma célula se obtiene sorprendentemente un genoma de un metro de longitud.

Estamos hablando de inconmensurables cantidades de material. Cada uno de nosotros -humanos- estamos construidos por la “pequeña” suma de l00 billones de células, de todas ellas se logran 80,000 genes que, repetimos, constituyen las instrucciones para construir nuestro cuerpo, para trazar el mapa genético, también conocido con el nombre de Código Humano, ?nalmente Codihum.

El famoso ADN no es más que la sustancia con que se forman los genes. Los cientí?cos investigan cómo el ADN y los genes trabajan en la construcción del cuerpo humano.

Hay un dato curioso por la similitud de fechas: en el mes de abril de 1953, los cientí?cos James Watson y Francis Crick descubrieron la estructura del ADN; posteriormente, en abril del año 2003, medio siglo más tarde, se completó por ?n la forma de dar lectura al mensaje que contienen los genes, vía el ADN.

Hemos abundado en conceptos de genética para luego asignar a cada punto contingente con el Derecho y la Bioética, el tema de la reproducción humana asistida.

Sin duda, hemos de ser conscientes de que este tema, con su formidable importancia, repercute en múltiples temas, entre ellos el de la propiedad intelectual.

En el ámbito de la ciencia médica se produce un sinnúmero de esfuerzos y estudios para descubrir en forma exacta y precisa la estructura del ADN (ácido desoxirribonucleico). En cuanto a la manera como esto interesa al Derecho, por ahora señalaremos solamente que las implicaciones obligan a aplicarnos en estos avances cientí?cos.

Los descubrimientos relativos al gen, el genoma humano, el ADN, etcétera, han arrojado elementos que para la Medicina han signi?cado enormes aportes, entre ellos:

1. Determinar exactamente nuestro origen genético para los usos que se quieran dar.
2. Dinamizar el análisis del gen humano para advertir enfermedades, causas, contingencias de carácter terapéutico, realizar pronósticos de salud etcétera, en el ámbito Medicina – Ingeniería genómicas, de vital importancia en los estudios acerca de predicciones sobre genes especí?cos para elaborar proteínas y aplicarlas a los genes correspondientes a ?n de manipularlos.

Ahora bien, ¿con la manipulación genética, se tocarán puntos concurrentes de la reproducción humana, tanto la natural, como la asistida? ¿Hay un banco de “refacciones” para los seres humanos?

En México, el Instituto Nacional de Medicina Genómica –Inmegen– se ha propuesto concluir, para ?nes de 2006, los estudios dirigidos a obtener el mapa genómico de los mexicanos, comenzando con las entidades de Yucatán, Zacatecas, Sonora y Guerrero, mediante el uso de la unidad de cómputo de que dispone y que se presume sea la más poderosa de su género en América Latina por la velocidad de procesamiento.

No pasemos por alto el gran esfuerzo que esta labor signi?ca, toda vez que en la población del país se hallan mezclados más de 60 grupos originarios, con (digámoslo coloquialmente) sangre de origen europeo, mayoritariamente ibérica.

Entre los rubros a los que, se nos ocurre, dichos estudios podrían aportar información provechosa (sobre todo si éstos se insertan adecuadamente en políticas de alcance social), están los del promedio de nutrición de los habitantes y la concurrencia regional de enfermedades, por ejemplo. Esperamos que la utilización de estos frutos del avance cientí?co sea óptima, transparente y no en función de algún objetivo social o político.

Las enfermedades fatales como el cáncer, el mal de Alzheimer, la diabetes y tantas más, ¿serán ?nalmente contrarrestadas y vencidas con la aplicación de terapias basadas en la información proteínica que este rubro cientí?co proporcione?, ¿podremos anunciar la realización de consejerías médicas? En otras palabras: ¿será posible detectar los genes de algún probable padecimiento en ciudadanos que luego vayan a convertirse en padres y, de esa manera, evitar su transmisión a sus descendientes, mediante una especie de “limpieza” genética? Esto descubre nuevos panoramas tanto para la reproducción natural humana, como para la asistida.

Indudablemente, hay muchos elementos muy positivos en esta avalancha cientí?ca –empleemos un término de Karl Popper, precursor de la Bioética–, utilizables para conseguir mejores patrones de calidad de vida y disminuir los niveles de mortandad, mediante la prescripción de tratamientos terapéuticos.

Por cuanto hace a la ?jación mental de que todo es Ciencia y quien la procure puede hacer cuanto desee, sin límite alguno, demandamos una respuesta a lo que se advierte como gran avance cientí?co, en vista de las implicaciones que puede conllevar en la rama correspondiente del Derecho.

En el Derecho, ante todo, hemos de saber con precisión qué es lo nuevo, qué ha provocado todo lo descubierto en la conducta de los seres humanos, porque al Derecho se le debe de dar la misma dinámica que a la ciencia, y no hacer de aquél un obstáculo para el sano desarrollo cientí?co.

Quizá sea pertinente observar, en relación con el tema de la reproducción humana asistida y re?riéndonos al mismo ADN, que también puede ser empleado para determinar descendencia genética, o sea, para realizar pruebas de paternidad. Basta la simple observación del dicho código humano a ?n de obtener la información requerida.

Lo anterior ha provocado el repentino desarrollo de la que se conoce con el nombre de Industria Genómica; según se comenta, tiene repercusiones en los planos de la propiedad intelectual y la industrial.

La industria biotecnológica ha derivado en la creación de más de 1200 compañías en los Estados Unidos de Norteamérica, directamente dedicadas al ramo de la biotecnología; para 1997 habían empleado aproximadamente a más de 140 mil personas. El objetivo común era la producción de de fármacos en ramas insospechadas e insatisfechas, o sea, de carácter aún experimental. ¿Qué puede ser cuanto sucede en nuestros días?

The Statesman’s Year Book del año 2003 apunta la cifra de 281.430.000 habitantes para los EUA. Igualmente señala que se han invertido 103 billones de dólares en investigación bajo el rubro de salud pública, de los que el 37% se ha destinado a programas sobre genética, sin considerar cuanto hayan dedicado por propia cuenta las grandes compañías (sobre todo, las instaladas en otras partes del mundo, con proyectos propios).

Financieramente hablando, esta actividad repercutió, en los EUA, en el desarrollo de las tasas y cifras bursátiles alrededor de 150%, de allí que a las compañías farmacéuticas se les conociera como “el arsenal de la gimnasia ?nanciera”.

Dice Gary Zweiger que, como todo, algunas empresas antes exitosas, en vista de esta avalancha, gracias a que han seguido la ley de supervivencia del más fuerte, más documentado, más versátil, son las que han logrado resultados traducidos en ganancias fabulosas y todo ello ha devenido en constituir un panorama que trate de atender lo que el mismo Gary Zweiger señaló: “el atractivo más grande es el hecho de atacar a los enemigos universales de la humanidad que son la enfermedad y el sufrimiento, y que son el motivo de las inversiones muy cuantiosas en este renglón”.

Lo anterior nos mueve a imaginar que la biotecnología moderna estimula a pretender el logro de ideales o metas además de los económicos, como es el de un supuesto bienestar de la humanidad merced a los descubrimientos que día a día se generan en esos laboratorios costosísimos, de pasmosa tecnología; asunto que el Derecho vuelve a interesar en los ya aludidos rubros de las propiedades intelectual e industrial.

Mucho se comenta sobre las posiciones relativas al combate a los padecimientos de los humanos conforme transcurre todo el devenir cientí?co: unos a?rman se han descubierto ya procedimientos con alto porcentaje de efectividad; otros pugnan por alcanzar aunque sea un grado más en el desarrollo de la industria que atiende a la vida y a la salud. Tanto es así, que las compañías genómicas han conservado los derechos de su tecnología, fundamental incentivo para innovar y comercializar lo que se descubre.

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Del Genoma Humano Referencia con la Reproduccion Humana Asistida y el Derecho.pdf152.17 KB