El Colegio de Notarios de Jalisco
La existencia formal del Colegio de Notarios de Jalisco se remonta al año de 1851 cuando el Congreso del Estado emitió un decreto mediante el cual se erigía un Colegio de Escribanos de Jalisco cuyo asentamiento físico estaría en la ciudad de Guadalajara y tendría por santo patrono a San Juan Evangelista.
Con ese decreto se daba satisfacción a un viejo reclamo que el gremio notarial en la entidad manifestó desde finales del siglo XVIII. No habían sido pocas las ocasiones en que su interés de grupo se había manifestado al respecto, y más, luego de que en 1792 fue erigido mediante cédula real del rey Carlos IV el Real Colegio de Escribanos de México, instancia que, como en muchos otros casos, una vez logrado el reconocimiento oficial en su marco normativo se arrogó la primacía de organizar y controlar a los profesionales de esta rama del derecho supeditando a su mando e intereses a todos los escribanos de la nación. Este interés radicaba, como de manera simple puede ser comprendido, en la necesidad de defender como gremio el ejercicio de la profesión que con cierta facilidad podía ser afectado por los poderes superiores de autoridades de diversa índole, por un lado, pero por otro también para ganar en organización dentro de la misma actividad notarial. No debe dejarse de lado tampoco el argumento central de la existencia del Colegio como tal que tenía que ver con aspectos prácticos de la calidad profesional de sus agremiados, su profesionalización constante, la protección y apoyo para sus mancomunados y, aún con la voluntad de disponer del cobijo y la buena voluntad de la Iglesia. Es claro que las disposiciones de las autoridades virreinales, a pesar de que contaban con una estructura administrativa muy amplia y compleja en la que los mismos escribanos jugaban un papel importante, solían, si así le convenía a un interesado con poder, conceder favores en los que se terminaba por afectar al gremio, de manera que de existir una institución formal que pudiera sancionar la capacidad de sus adscritos para poder ejercer la profesión, eso sencillamente se podía entender como un control para que no llegaran arribistas y se dignificara y validara dicha actividad. En este contexto, también tiene preponderancia el rechazo al viejo centralismo que permanentemente se había impuesto en toda la nación, que no dejaba inmune a ninguna área de la vida social en el país, así que romper con esa atadura redundaría en posibilidades de desarrollo local. Así que con la sanción del decreto por el gobernador Joaquín Angulo, el 7 de noviembre de 1851, los escribanos de Jalisco contaron formalmente con su Colegio; sin embargo, en los repositorios de nuestro estado no es posible localizar hoy día ningún registro que dé cuenta del funcionamiento de esta institución en esa época. Es hasta 1925 cuando el gobernador José Guadalupe Zuno formuló una nueva Ley para el Notariado del estado de Jalisco que se puede rastrear alguna información a propósito de la presencia activa de la institución representativa de los Notarios de Jalisco y por extraordinario que parezca, no es posible encontrar por ningún lado un documento que de manera oficial recupere en forma organizada la relación de personajes que tuvieron la honrosa tarea de dirigir y administrar los destinos del Consejo de Notarios hasta 1965 y del Colegio de Notarios a partir de entonces.
Consejo del Colegio de Notarios de Jalisco
Presidente: Rodolfo Eduardo Ramos Ruiz
Secretario: Adrián Talamantes Lobato |
|