Mensaje Papal al Notariado

Señor Presidente: 1- Tengo el agrado de hacerle llegar los mejores augurios de la Santa Sede para este Congreso Internacional en el que se va a celebrar el 50° aniversario de la fundación de la Unión Internacional del Notariado Latino. Desde el primer encuentro esa asociación ha crecido, tanto por el número de miembros como por la estima a la que se ha hecho merecedora en el ámbito internacional. La Santa Sede no puede dejar de unirse a vuestra alegría y de desear que la etapa que ahora comienza esté marcada por una renovada conciencia del papel que la sociedad espera de los escribanos en la construcción de un futuro de progreso.

Papa Juan Pablo Segundo

2.- Este Congreso se propone profundizar en temas fundamentales para el ejercicio de la profesión y para el compromiso cívico del notariado. Así, en relación al primer tema «El papel del notario ante las exigencias del Estado, especialmente en el campo administrativo y fiscal» ¿quién no advierte la Importancia de asegurar la garantía de una conciencia recta, que sea consejera de quien acude a los servicios del escribano? La función notarial, custodia de la Fe pública y de la verdad jurídica, se enfrenta muchas veces con personas que acuden a ella no para identificar las vías legales adecuadas para sus transacciones y para la mejor protección de sus bienes, sino para disimular con apariencias legales acciones que son ilícitas o injustas. El notario está llamado en estos casos a hacer efectiva la tarea que la ley le ha confiado y que la sociedad espera de él. Es Justamente de la fidelidad de su profesión, mantengan y valoricen aún más el alto perfil moral del que, con justicia, se sienten orgullosos y que les ha dado (especialmente en la tradición jurídica civilista) un carácter original de imparcialidad. de punto de referencia y de autoridad. El ejercicio de la función notarial, que consiste tantas veces en el saber escuchar y componer discordias y conflictos más o menos importantes e incluso dolorosos, entre personas e instituciones, convierte a los escribanos en constructores de paz y de armonía social.

Los delegados presentes provienen de países bien diversos, pero está unido por una singular posibilidad de servicio al hombre. Quiero expresar el vivo deseo de la Santa Sede de que puedan ser siempre dignos de este gran servicio y que, como aquel doctor de la ley que interrogó a Jesús para ponerlo a prueba, puedan escuchar siempre sus palabras «Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente». Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mt 22, 37-39). En estos dos mandamientos que se relacionan íntimamente está comprendida toda la ley.

Con estos sentimientos, me complace transmitir la Bendición Apostólica que el Santo Padre imparte a cada uno de los presentes, a sus familias y a su trabajo.

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